La información y educación es importante para la persona que sufre un trastorno mental, ya que le ayudan a adquirir cierta sensación de dominio sobre dicho trastorno; -un proceso, a veces caótico y aparentemente ingobernable-, consiguiendo con ello una disminución del miedo, la angustia y la confusión.
Las personas con enfermedad mental pueden negarse a tomar la medicación, tener síntomas resistentes, efectos secundarios del tratamiento farmacológico, aislarse y no comunicarse con la familia, etc. Esto, en muchas ocasiones, impide que el apoyo familiar pueda adecuarse a las necesidades que se requieren para sobrellevar la enfermedad.
La mayor parte de las familias y de las personas con enfermedad mental han intentado gran cantidad de estrategias distintas para solucionar los problemas que se van planteando, pero una gran parte de las veces han gastado grandes dosis de energía y de paciencia y han obtenido resultados poco satisfactorios. Esto, a veces, implica una gran frustración y desgaste para todos los miembros de la familia.
La información, educación y aprendizaje le permite a las personas que padecen el trastorno fijar metas asequibles, probar nuevas estrategias de afrontamiento y comenzar a percibir que pueden controlar en mayor medida sus vidas.
En cuanto a los familiares, suele darse una intensa involucración personal de algún miembro (en mayor proporción la madre de la persona que padece el trastorno) así como ambientes excesivamente tolerantes, críticos o no estructurados que tienden a incrementar el estrés y reforzar las conductas no apropiadas. Es por tanto, indispensable informar a las familias del posible impacto del taller psicoeducativo en su familiar con enfermedad mental y la necesidad de que colaboren con el equipo técnico para el logro de objetivos.